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La Liga MX regresa con la desesperación liguillera en el aire

La lucha por no quedar en el ridículo y alcanzar la Fiesta Grande define los emocionantes duelos de esta noche.

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El circo regresa a la ciudad: Bienvenidos a la Jornada 13

Ah, el dulce aroma a pasto recién cortado y desesperación. Luego de un parón de selecciones que nos dejó a todos preguntándonos qué hacer con nuestras vidas un miércoles por la noche, el Apertura 2025 de la Liga MX regresa para plungirse de lleno en lo que más nos gusta: el drama de la recta final. Sí, amigos, hemos llegado a ese mágico momento del año en el que cada punto vale su peso en oro, o al menos, en esperanzas destrozadas y memes virales. Asegurar un puesto de Liguilla se ha convertido en el Santo Grial para algunos, un milagro para otros, y para unos cuantos, un concepto abstracto que vieron en un powerpoint al inicio del torneo.

La jornada de este viernes nos obsequia una triple cartelera perfectamente diseñada para saltar de un partido a otro con el control remoto, intentando descifrar qué encuentro es más tragicómico. Es una noche donde las ilusiones chocan con la cruda realidad de la tabla de posiciones, y qué mejor manera de celebrarlo que con un popurrí de emociones… o de desesperanzas, dependiendo de a quién le vayas.

Duelo de extremos: El milagro contra la ambición

Abrimos el telón con la joya de la corona, el partido que promete… bueno, promete algo. En el majestuoso estadio Cuauhtémoc, el Puebla, orgulloso ocupante del último lugar de la clasificación general, recibe con los brazos abiertos (y la defensa desabrochada, probablemente) a los Xolos de Tijuana, que se pasean cómodamente en la sexta posición. Esto, en el mundo del fútbol, es lo que se conoce como un “duelo de contrastes”, o lo que en lenguaje coloquial llamamos “el encuentro en el que uno viene a pasearse y el otro a rogar por un punto de honor”. Los visitantes, con esa elegancia que da no estar hundido en el foso, buscarán sumar unidades para no ser desalojados de los ansiados puestos directos a la Fiesta Grande. Los de la franja, mientras tanto, seguramente tienen un objetivo más filosófico: recordar cómo se siente ganar.

Mientras tanto, en el Alfonso Lastras Ramírez, se librará otra batalla épica por la… ¿mediocridad? San Luis hará lo propio con los siempre melodramáticos rojinegros del Atlas. La particularidad de este choque es que ambos conjuntos se encuentran, oh sorpresa, fuera de la zona de Play-In. Uno en el decimoquinto escalón y el otro en el decimoprimero, en una danza tan coordinada de resultados grises que casi parece coreografiada. Es el partido perfecto para el purista que ama ver a dos equipos luchando con todas sus fuerzas por no defraudar a su afición… una vez más.

El desfile de la obligación: Cuando no ganar es un fracaso monumental

Y para cerrar con broche de… ¿oro?, los Tigres abren las puertas de su colosal estadio Universitario para recibir a los Rayos del Necaxa, quienes, con la elegancia de un elefante en una cacharrería, ocupan el penúltimo puesto del campeonato. Los análisis técnicos más sesudos, aquellos que se realizan en las mesas de los cafés y en las redes sociales, coinciden en un veredicto unánime: este encuentro no debería representar un reto complicado para los felinos regios. Claro, porque en el fútbol mexicano, las cosas siempre salen como se planean en el papel, ¿verdad? Nunca un equipo hundido en la tabla le ha amargado la fiesta a un gigante con ínfulas de campeón. ¡Jamás!

La belleza de este partido reside en la presión. Para Tigres, no ganar es simplemente inaceptable, una herejía futbolística. Para Necaxa, es otro viernes. Esa disparidad de mentalidades suele ser el caldo de cultivo perfecto para las sorpresas más hilarantes, o para las goleadas más predecibles. No hay término medio.

Tu guía para no perderte el espectáculo (o el desastre)

Para que no te quedes con las ganas de presenciar en directo esta montaña rusa de emociones, aquí te dejamos la hoja de ruta televisiva. Porque un buen aficionado no solo sufre, sino que lo hace desde el sofá de su casa, con el sonido en mudo y un comentarista de fondo repitiendo “es una ocasión clara” por vigésima vez.

Puebla vs Xolos | 19:00 horas | Caliente TV, FOX |

Tigres vs Necaxa | 21:00 horas | Caliente TV, Azteca Deportes Network, Tubi, Azteca 7 |

San Luis vs Atlas | 21:00 horas | Disney+ Premium, ESPN 2 |

Ahí lo tienes. Tres horarios, tres historias, y un solo destino: descubrir qué equipo está más cerca de la gloria y cuál está a un paso de convertirse en el chiste de la temporada. La Jornada 13 del Apertura 2025 no es solo fútbol; es una telenovela con espinilleras. Disfruten del drama.

¿Crees que habrá una sorpresa mayúscula o todo seguirá el guion predecible? Comparte tu pronóstico, el más sarcástico gana puntos imaginarios, en tus redes sociales y explora más de nuestro contenido sobre esta apasionante y absurda Liga MX.

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Ohtani suma otro MVP y Japón enloquece

El fenómeno japonés revalida su corona con un veredicto unánime, mientras Tokio se viste de gala para celebrar a su héroe.

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El ritual que a todos nos tiene en modo fan

Parece que el calendario ya tiene un nuevo feriado no oficial: el día en que Shohei Ohtani recoge su trofeo de Jugador Más Valioso y todo Japón se paraliza para celebrarlo como si fuera el estreno de una nueva temporada de su anime favorito. El jueves por la noche, el fenómeno de dos vías consiguió su cuarta distinción MVP, y para el viernes por la mañana, las estaciones de tren de Tokio ya estaban inundadas con ediciones especiales de periódicos que lo proclamaban héroe nacional. Una vez más.

La reacción fue más rápida que un lanzamiento de 100 mph. Desde las altas esferas del gobierno hasta la persona de a pie, el país entero se unió en un coro de admiración. Minoru Kihara, el Secretario Jefe del Gabinete, soltó la típica frase de manual: “El esfuerzo constante y la dedicación de Ohtani contribuyeron significativamente a la victoria del equipo y elevaron la moral del equipo”. O sea, lo que viene siendo hacer que un equipo de béisbol gane, básicamente.

Un año de esos que parecen sacados de un videojuego

Pero vamos a los datos, que es lo que realmente mola. El jugador de los Dodgers de Los Ángeles no solo ayudó a que el equipo consiguiera su segundo título consecutivo de la Serie Mundial, sino que lo hizo con unos números que parecen trucados: un promedio de bateo de .282, liderando la Liga Nacional con un OPS de 1.014, 55 cuadrangulares, 102 carreras impulsadas y 20 bases robadas. Por si fuera poco, regresó al montículo en junio después de perderse temporada y media como lanzador, y en 47 entradas ponchó a 62 bateadores. ¿Alguien da más?

Y luego llegó la postemporada, donde Ohtani decidió que lo normal era aburrido y se marcó lo que muchos consideran el mejor juego individual en la historia de la MLB. El 17 de octubre, conectó tres jonrones y ponchó a diez en seis entradas, llevando a los Dodgers a la victoria sobre los Cerveceros de Milwaukee. Una locura.

En la calle, los aficionados lo tenían claro. Un fan que se identificó como Aki comentó: “Ganar el MVP se consideraba una certeza, así que la verdadera pregunta era si recibiría un voto unánime. Al final lo hizo, asegurando el MVP unánimemente”. Por su parte, Yoshio Inoue, otro seguidor, ya está pensando en el futuro: “Me encantaría ver a Ohtani regresar a Tokio, comenzar la temporada allí y, con suerte, ganar su quinto premio MVP”. La obsesión es real.

Mientras, el periódico Asahi resumía el sentimiento general con un titular que era un poema en sí mismo: “Ohtani MVP”. Nada más, nada menos. Mai Koga, otra fan, lo definió a la perfección: “La televisión siempre muestra a Ohtani, así que yo también lo veo. Es un gran hombre y verdaderamente un orgullo de Japón”. Y así, entre estadísticas brutales y una devoción nacional que no conoce límites, Ohtani sigue reinando en un deporte que parece hecho a su medida.

¿Te ha volado la cabeza la temporada de Ohtani? Comparte esta nota con ese amigo que aún no cree que un solo jugador pueda hacer todo esto y explora más historias de deportes en nuestra web.

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México elimina a Argentina en una montaña rusa de penaltis

De la catástrofe a la gloria en minutos. El arquero mexicano redime su error de la manera más épica posible.

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El sueño tricolor, contra pronóstico y contra el sentido común

Parece que a la Selección Mexicana Sub-17 le gusta hacer las cosas a lo dramático, porque ¿qué diversión hay en clasificar sin que a uno le fallen las piernas del susto? En un partido que fue un tratado sobre la gestión de las emociones (o la falta de ella), el combinado nacional derrotó a Argentina en una tanda de penaltis que tuvo más giros argumentales que una telenovela de las de antes. Después de un empate 2-2 en el tiempo reglamentario, donde México demostró que puede ser un león dormido que, si lo despiertan, se convierte en un felino con mucha hambre, la escuadra de Carlos Cariño decidió que pasar a octavos de final del Mundial Sub-17 de Qatar con tranquilidad era demasiado aburrido.

Todo empezó como suele pasar cuando México se enfrenta a un gigante: con un golazo en contra que hace preguntarse si no sería mejor dedicarse al ajedrez. Ramiro Tulián, con una tranquilidad pasmosa, colocó un derechazo desde fuera del área que dejó a Santiago López, el portero, mirando el esférico como si fuera un objeto interestelar. Argentina, muy cómoda en su papel de favorita, manejó los hilos del encuentro mientras México parecía estar en una búsqueda espiritual del balón.

De la nada al todo, y viceversa, en un santiamén

Pero he aquí que llegó el segundo tiempo y, con él, una versión completamente distinta del equipo tricolor. Uno casi se pregunta si durante el descanso les dieron una bebida energética mágica o simplemente les recordaron que se jugaba un pase a la siguiente fase. En un abrir y cerrar de ojos, Luis Gamboa apareció como por arte de magia para conectar un centro de Ian Olvera y marcar con un cabezazo. Gol de vestuario, le llaman. Lo que nadie esperaba es que el mismo Gamboa, sintiéndose inspirado, decidiera que uno no era suficiente y anotara un segundo tanto para darle la vuelta al marcador. México, de repente, no solo competía, sino que ganaba.

Y entonces, cuando todo el mundo empezaba a buscar los pasajes para octavos, llegó el momento de la comedia. Con la victoria prácticamente en el bolsillo, Santiago López, nuestro querido guardameta, tuvo un lapsus de protagonismo mal entendido. Se lanzó en una salida que solo puede calificarse de “optimista”, dejando la portería más sola que un one-man-band en un silencio absoluto. Fernando Closter, no podía ser de otra manera, empató el partido. Porque, claro, ¿qué sería del futbol mexicano sin un poco de sufrimiento cardíaco colectivo?

Pero el guionista de esta locura tenía un último acto preparado. En la tanda de penaltis, el mismo López que minutos antes había sido el hazmerreír, se transformó en el héroe inesperado. Atajó el primer disparo argentino con una seguridad que hizo dudar si no habría sido un gemelo el que cometió el error anterior. Y luego, como para rematar la faena, se plantó para cobrar el quinto y definitivo penal. Porque, ¿qué mejor forma de redimirse que asumiendo una responsabilidad que no te corresponde en un 99%? No falló. El villano se convirtió en héroe, la tragedia en comedia, y la afición en un manojo de nervios con necesidad de terapia.

Así es, amigos. México sigue con vida en el Mundial Sub-17 y, de paso, le devuelve un poquito de ese dolor histórico que Argentina nos ha infligido. Ya tocaba, ¿no? Ahora toca medirse con Portugal. Porque una montaña rusa de emociones no es suficiente; hace falta subirse a la atracción de al lado.

¿Te latió el corazón a mil? Comparte esta increíble y dramática victoria en tus redes sociales y descubre más hazañas del deporte en nuestra sección de futbol internacional.

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Aguirre defiende el rumbo del Tri a ocho meses del Mundial

El estratega defiende la trayectoria del equipo pese a la racha negativa, priorizando el marcador final sobre el estilo de juego.

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Un estratega en la encrucijada: La defensa del camino ante la tormenta

En un escenario donde la sombra de la duda se cierne como una amenaza constante, Javier “El Vasco” Aguirre se erige como un faro de inquebrantable convicción. A tan solo ocho lunas del inicio del épico Campeonato Mundial de la FIFA 2026, el timonel del combinado nacional mira al abismo de una racha de cuatro batallas sin saborear la miel de la victoria y, sin embargo, desde lo más profundo de su ser, proclama su satisfacción. El murmullo de la afición crece, las críticas se afilan como cuchillos, pero él, con la serenidad de un general ante la batalla decisiva, asegura que el equipo azteca transita por la senda correcta.

El duelo de este sábado contra la formidable Selección de Uruguay en el Territorio Santos Modelo no es un simple amistoso. Es un campo de pruebas, un crispal donde se forja el carácter de unos guerreros cuyo espíritu está siendo puesto a prueba. Mientras el mundo del fútbol cuestiona el funcionamiento táctico y el estilo de juego, Aguirre clava su bandera en la colina de los números fríos, de los resultados implacables que, según su credo, son los únicos verdugos y jueces de la historia.

La filosofía del marcador: Cuando el fin justifica los medios

Con la elocuencia de quien ha librado mil batallas, el estratega nacido en la Ciudad de México lanzó una declaración que resonó como un trueno en la quietud de la previa. “Sí, claro”, comenzó, con una seguridad que desarma, “cuando un conjunto gana más de lo que pierde, es síntoma de que vas por el camino correcto”. En su mundo, el estilo y el funcionamiento son meros espectros que ocupan espacio en la conversación, fantasmas frente a la tangible y brutal realidad del marcador final.

Fue entonces cuando, con la astucia de un sabio, desempolvó los anales del pasado para dar peso a su argumento. “Ayer veía la explicación de Miguel Herrera y ves el resultado, el resultado manda y nadie se acuerda cómo jugó Checoslovaquia en el 62“, sentenció, en una comparación que cortó el aire como una daga. En su dramática visión, solo el campeón alcanza la gloria eterna; todos los demás, sin importar la belleza de su juego, están condenados al olvido, etiquetados con el cruel estigma del fracaso. “Así es, hoy todos somos resultadistas”, admitió, aceptando las reglas de un juego moderno despiadado donde factores incontrolables pueden, en un instante, dar al traste con los sueños más meticulosamente construidos.

Esta postura no es solo una estrategia; es un grito de guerra, una apuesta total por un destino que se escribirá en los marcadores de Norteamérica en 2026. Cada decisión, cada alineación, cada suspiro en el banquillo está impregnado de la urgencia por sumar triunfos, por acallar a los escépticos con la fría e inapelable lógica de la victoria. La presión es un monstruo que crece con cada partido, y Aguirre, con la mirada fija en el horizonte y a solo dos triunfos de alcanzar las 50 victorias e igualar la legendaria cifra de Ignacio Trelles, camina sobre la cuerda floja, consciente de que en este drama, solo el resultado final tendrá la última palabra.

¿Crees que el resultado justifica el rendimiento del equipo? Comparte este intenso análisis del momento del Tri en tus redes sociales y descubre más contenidos exclusivos sobre el camino de México hacia la Copa del Mundo.

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