Novak Djokovic no pudo ayer contra las normas australianas que buscan evitar contagios de Covid-19. Poco importó que fuera el tenista número uno del mundo y que llegara a ese país con un permiso médico con el que pretendía librarse de comprobar que está vacunado.
Al ganador de 20 torneos de Grand Slam le impidieron permanecer en esa nación, donde pretendía defender el título del Abierto de Australia.