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El picudo negro de la platanera, un pequeño insecto causante de importantes pérdidas económicas en los cultivos de plátanos de todo el mundo, traía de cabeza a los científicos, enfrascados en lograr un método efectivo para combatirlo, pero ahora ha sido descubierto un repelente capaz de hacerle frente de manera inocua con el medio ambiente.
Este hallazgo es fruto de cinco años de trabajo ilusionante y constante del grupo de Fitopatología de la Universidad de Alicante (UA), dirigido por el profesor Luis Vicente López Llorca, quien en su dilatada trayectoria ha intervenido en proyectos científicos de ámbito nacional, europeo e internacional que han propiciado, paralelamente a su desarrollo, la realización de tesis doctorales por parte de jóvenes investigadores de varios rincones del planeta.
No es exagerado decir que el grupo de López Llorca, del que forma parte también el doctor y profesor titular de Universidad Federico López Moya, es una «potencia» investigadora especializada en patología vegetal: lucha contra las plagas -como la del picudo negro de la platanera y la de su ‘primo’, el picudo rojo, que ataca a las palmeras- y tratamiento de enfermedades, sobre todo por nematodos («gusanos» microscópicos).
La plaga del picudo negro de la platanera (Cosmopolites sordidus) -coleóptero nativo de la zona indio malaya, aunque actualmente se extiende por todas las regiones productoras de plátanos, como las Islas Canarias- es considerada una de las más graves de este cultivo en todo el mundo.
Recientemente, López Llorca y sus colegas han descubierto compuestos orgánicos volátiles (COVs) en hongos agentes de control biológico que repelen a este insecto de forma respetuosa con el entorno, en el marco de un proyecto europeo, denominado MUSA y que acaba de concluir, con la participación de trece equipos de científicos de España, Italia, Bélgica, Kenia, Costa Rica y Etiopía, entre otros países, y el Grupo Regional de Cooperativas Plataneras de Canarias (Coplaca).
Los investigadores experimentaron la aplicación de este repelente, primero, en laboratorio y, después, en trampas dispuestas en plantaciones de plataneras infestadas naturalmente por picudo negro, en el norte de Tenerife y pertenecientes a Coplaca. Esta última labor ha durado dos años y medio, con un resultado muy satisfactorio porque se ha demostrado su eficacia en la práctica, ha explicado López Llorca en una entrevista a Efe.
A partir de los experimentos realizados se ha llegado a la conclusión de que el efecto repelente de los COVs funciona en campo, ya que los compuestos bloquean los atrayentes naturales del insecto (feromonas) que se usan hoy en día para determinar la presencia del picudo negro en las plataneras, según han informado a Efe fuentes de la Universidad de Alicante.
Apartar y atraer
Para conseguir un control más eficaz de la planta, los investigadores de la UA sostienen que los nuevos repelentes y los atrayentes (feromonas) se deben aplicar en combinación, utilizando la estrategia denominada ‘Push and pull’ (‘Apartar y atraer’). Este procedimiento consiste en colocar trampas con repelentes en los límites de la plantación y, fuera de ellas, trampas con atrayentes que capturen los insectos para que nunca alcancen las plataneras y las dañen.
La medida es «aplicable en agricultura ecológica, porque no deja residuos, pues los repelentes se impregnan en dispositivos de liberación lenta en las plataneras para que actúen sobre los picudos», ha indicado Ugo Picciotti, estudiante de doctorado en cotutela internacional UA-Universidad de Bari (Italia) y que también ha participado en el proyecto.
Los COVs ahora descubiertos se pueden obtener a partir de hongos o mediante síntesis química, y se formulan de manera sencilla para su aplicación en campo. Por ello, los costes de producción son bajos y, por lo tanto, los repelentes se pueden comercializar a escala mundial.
López Llorca ha destacado que el grupo de investigación que dirige ha logrado, tras haber concluido el proyecto, patentar a nivel nacional un método innovador y efectivo con el uso de los compuestos orgánicos volátiles con efecto repelente contra el picudo negro de la platanera descubiertos por ellos, una invención protegida en otros países productores de plátano.
Método patentado
«Queremos ahora trabajar en dos líneas. La primera, mezclar compuestos para lograr que sean mucho más repelentes y la segunda, modificar las trampas, para lo cual estamos en contacto con desarrolladores italianos», para disponer de una dosificación que asegure la persistencia del repelente, es decir, que «el olor que espanta al insecto aguante más tiempo en las plantaciones», ha revelado este veterano investigador.
Además, López Llorca y su equipo han constatado que el quitosano -se extrae de la quitina, el principal constituyente de las partes duras del cuerpo de algunos invertebrados, como los caparazones de los crustáceos marinos, y forma parte de la cubierta externa (pared celular) de los hongos- puede también ayudar a que las plantas desprendan un olor desagradable para los patógenos.
Los investigadores de la UA están buscando ahora empresas o inversores que cubran los costes finales para la producción comercial de trampas con el nuevo repelente para su aplicación en las explotaciones plataneras. No quieren que ocurra lo que pasó en el pasado con su investigación destinada a la lucha contra el otro picudo, el rojo, en la que igualmente descubrieron un repelente para este insecto pero no obtuvieron el respaldo financiero para desarrollar las trampas. «Invertir en investigación y desarrollo contra las plagas es invertir en futuro», ha sentenciado López Llorca.
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