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La nictinastia, la capacidad que tienen muchas plantas para que sus flores y hojas adopten distintas posiciones en relación con el día y la noche, puede remontarse a hace 250 millones de años.
De forma similar a los movimientos de sueño de los seres humanos, la nictinastia implica movimientos rítmicos circadianos de las hojas, cuyo origen, historia evolutiva y beneficios funcionales han sido ambiguos, debido a la falta de pruebas fósiles, hasta que los investigadores encontraron fósiles de plantas que mostraban daños infligidos por insectos.
Dirigido por Feng Zhuo, investigador de la Universidad de Yunnan, en el suroeste de China, el equipo de científicos comparó los patrones simétricos de los daños causados por insectos en hojas plegables vivas con los de hojas de plantas extinguidas de hace 250 millones de años, informa Xinhua.
Llegaron a la conclusión de que las hojas fósiles fueron atacadas cuando estaban plegadas o «dormidas», lo que constituyó la primera prueba de nictiosis foliar en plantas fósiles. El hallazgo se publica en Current Biology.
Además, analizaron un gran número de especímenes y descubrieron que la nictiosis foliar evolucionó de forma independiente entre diversos grupos de plantas.
europapress.es