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Cuenta la leyenda que beber sangre fresca rejuvenecía al terrorífico conde Drácula, y mitos sobre las transfusiones han pululado en torno a figuras como los Rolling Stone o el líder norcoreano Kim Jong-un.
Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de Duke ha conseguido alargar la vida de ratones viejos conectando sus vasos sanguíneos a ratones jóvenes. Su estudio, publicado en Nature Aging, concluye que las infusiones de sangre joven permitieron a los animales más viejos a vivir entre un 6 y un 9%, lo que en humanos equivaldría a unos 6 años adicionales.
Un proceso de unir quirúrgicamente los sistemas circulatorios de un ratón joven y viejo ralentiza el proceso de envejecimiento a nivel celular y alarga la vida del animal más viejo hasta en un 10%. Según el comunicado oficial, cuanto más tiempo compartían los ratones la circulación sanguínea, más duraban posteriormente los beneficios envejecimiento.
Los ratones jóvenes tenían cuatro meses y los mayores: después de dos meses, los animales más viejos exhibieron habilidades fisiológicas mejoradas, además de alargar la vida un 10% con respecto a los animales que no se habían sometido al procedimiento.
La investigación no apunta directamente un tratamiento antienvejecimiento para las personas, sino que insinúa que la sangre de los ratones jóvenes tiene un cóctel de compuestos y sustancias químicas que promueven la longevidad y contribuyen a la vitalidad: estos podrían aislarse potencialmente como terapias para rejuvenecer a personas mayores o acelerar su curación.
«Es la primera evidencia de que el proceso, llamado parabiosis heterocrónica, puede ralentizar el ritmo del envejecimiento, lo que se combina con la extensión de la vida y la salud», señala James White, autor principal y profesor asistente en los departamentos de Medicina y Biología Celular en la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke y el Centro de Envejecimiento de Duke.
El principal propósito de la investigación era averiguar si la fusión quirúrgica de dos animales de edades diferentes para compartir sistema circulatorio tenía beneficios fugaces o duraderos en el tiempo.
Estudios previos del mismo equipo de científicos ya habían documentado beneficios al rejuvenecer células y tejidos de ratones más viejos tras 3 semanas de parabiosis. Estos animales se volvieron más animados y activos, y su organismo, más joven.
La sangre joven devolvía la juventud a los ratones
“Reiniciamos la trayectoria del envejecimiento”, explica. White.
En esta investigación, la parabiosis redujo drásticamente la edad epigenética de la sangre y el tejido hepático, y mostró cambios en la expresión génica opuestos al envejecimiento, pero similares a otras intervenciones para prolongar la vida, como la restricción calórica. Los beneficios antienvejecimiento perduraron incluso 2 meses después del desprendimiento.
Según el comunicado, la exposición a la parabiosis sería paralela en términos humanos a emparejar los sistemas circulatorios de una persona de 50 años con una de 18 durante aproximadamente 8 años, lo cual añadiría hipotéticamente 8 años a la vida útil de la persona.
“Los elementos que están impulsando esto son lo importante y aún no se conocen”, señala White. “¿Son proteínas o metabolitos? ¿Son nuevas células las que proporciona el ratón joven, o el ratón joven simplemente amortigua la sangre vieja que envejece? Esto es lo que esperamos aprender a continuación”.
Los ratones jóvenes también se vieron afectados por la unión. “Los ratones jóvenes envejecen rápidamente, y cuando los separamos, retrocede”, dijo Vadim Gladyshev, experto en relojes biológicos de la Escuela de Medicina de Harvard y autor del nuevo estudio.
Sin embargo, queda mucho camino por delante. Tal y como explica al New York Times Michael Conboy, científico investigador de la Universidad de California, Berkeley, un experimento parecido realizado en 2022 por científicos ucranianos no mostró que los ratones viejos vivieran más tiempo después de la parabiosis. Esta cepa de ratones es, sin embargo, diferente.
Ahora, queda averiguar si la clave reside en moléculas que reprograman las células, o la disolución de compuestos nocivos de los animales viejos en la sangre de los ratones jóvenes.
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