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El futuro de la humanidad pasa por mezclarnos con las máquinas. El nivel que tenemos actualmente es, por decirlo suavemente, cómico. Estamos en pañales como se suele decir, pero hay investigadores que tienen el siguiente paso casi a punto de terminar. Hablamos de la Universidad de Columbia, donde su equipo ha creado la primera mano robótica hipersensible que es capaz de sentir lo que toca, literalmente hablando, lo cual supone un avance sin precedentes para lo que podría ser la suplantación de extremidades a nivel sensorial.
Como era de esperar, una IA está por medio, básica eso sí. Pero es igualmente interesante cómo por primera vez una máquina puede sentir y manejar objetos, incluso en la más absoluta oscuridad, tal y como lo haríamos cualquiera de nosotros, simplemente con el tacto.
Así es la primera mano robótica hipersensible entrenada con IA
¿Cómo le dices a un robot que tiene que coger algo aunque no lo vea? O simplemente tocarlo. Bueno, no es sencillo, pero gracias a una IA personalizada para tal menester y al llamado aprendizaje por refuerzo, se puede entrenar, en este caso a una mano robótica hipersensible, para que detecte materiales en cualquier espacio.
Eso que para nosotros es sencillo, para un robot y su IA es tremendamente complejo. Para ello, cuando se programa la IA y el robot completa el movimiento, o la orden simplemente, que se le asigna, el software es recompensado con un acierto, cuando falla, es castigado con un error. El problema de esto es que cuando el robot entiende que ha fallado debe de entender que no puede dejar la acción.
Por ejemplo, si sostiene una pelota, y no cumple con el movimiento siguiente que se le pide y se le marca dicha acción fallida como error, él debe entender que debe seguir en el punto anterior y aprender del error. Por este tipo de cosas se necesita una IA cada vez más sofisticada, el problema es que no están todavía al nivel de complejidad que, incluso un bebé, podría llegar a entender.
Sentir lo que toca, saber dónde está el objeto incluso sin luz
El entrenamiento llega a tal punto que las cámaras que se integran para ayudar a entender a la IA dónde está el objeto y cómo tiene que cogerlo o sostenerlo se quedan ya cortas, puesto que ha llegado a comprender el concepto de no tener luz y tener que palpar.
Por ello, se dotó a los dedos de una serie de sensores para que pudiesen sentir lo que tocan, detectan incluso el movimiento del objeto, como una pelota que se mueve al tocarla, así como su posible ubicación cuando este se desplaza.
En el caso de la pelota, se ha llegado a conseguir que esta mano robótica hipersensible pueda balancear la presión de cada dedo mediante el entrenamiento de la IA, e incluso, se ha llegado a conseguir que la coja con solo tres dedos sin que haya un desequilibrio de fuerza en cada uno de ellos.
Esto abre un campo totalmente nuevo, ya que se podrían diseñar articulaciones y partes del cuerpo con un grado de sensibilidad muy alto, que ayude a ciertas personas con problemas físicos en el día a día con tareas que actualmente no pueden hacer. El proyecto sigue adelante, veremos que pueden conseguir en unos años.
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