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La espirulina es un tipo de alga verde que se usa a menudo como suplemento dietético contra la fatiga mental y el cansancio. Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Washington han descubierto que también se puede emplear para fabricar un bioplástico que se descompone tan rápido como una cáscara de plátano en un jardín.
Este nuevo plástico biodegradable, hecho completamente de espirulina en polvo, se crea usando el mismo proceso de presión y calor que siguen los plásticos convencionales. No solo tiene un perfil de degradación similar al de los desechos orgánicos, sino que también es en promedio 10 veces más fuerte y rígido que otros bioplásticos anteriores. Por lo tanto, su uso a escala industrial podría reducir el número de envases, botellas y bandejas no reciclables en los vertederos.
De comestible a bioplástico compostable
Los investigadores decidieron emplear espirulina para fabricar sus bioplásticos por tres razones. En primer lugar, se puede cultivar a gran escala pues ya se usa para varios alimentos, bebidas y cosméticos. En segundo lugar, las células de espirulina secuestran dióxido de carbono a medida que crecen, lo que convierte a esta biomasa en una materia prima neutra o potencialmente negativa en carbono. Y finalmente, la espirulina tiene una gran resistencia al fuego a diferencia de muchos plásticos tradicionales que se queman o se derriten.
Tales propiedades abren nuevas posibilidades para su aplicación práctica en diversas industrias, especialmente en la alimentaria. Esto debido a que se podrían fabricar envases verdaderamente desechables para alimentos o bebidas.
Aunque la poca inflamabilidad de la espirulina también podría ser adecuada para los centros de datos, porque los sistemas que se utilizan para mantener los servidores fríos en la actualidad suelen calentarse mucho.
«Estábamos motivados para crear bioplásticos que fueran a la vez bioderivados y biodegradables en nuestros patios traseros, además de ser procesables, escalables y reciclables. Los bioplásticos que hemos desarrollado, usando solo espirulina, podrían ser sustitutos para los plásticos derivados del petróleo».
Eleftheria Roumeli, profesora en la Universidad de Washington
En definitiva, se trata de un bioplástico que supera a las opciones tradicionales pero sin salirse del esquema. Después de todo, la creación de productos de plástico derivados del petróleo también implica un proceso que utiliza calor y presión para moldear el plástico en la forma deseada. Por lo tanto, no se tendrían que rediseñar las líneas de fabricación desde cero si se quisiera utilizar espirulina a escala industrial.
Espirulina para la contaminación por plásticos
Usamos plásticos derivados del petróleo en casi todos los aspectos de nuestras vidas. Estos materiales son baratos e increíblemente estables, por lo que ofrecen ciertas comodidades. Pero también son un riesgo para el medio ambiente porque persisten durante años cuando terminamos de usarlos.
Con el tiempo, ese plástico se descompone en fragmentos más pequeños, llamados microplásticos, que pueden plantear importantes problemas ambientales y de salud. Es por eso que, en el mejor de los casos, la solución a futuro sería usar plásticos de base biológica que se biodegraden rápidamente y de una forma más orgánica. Pero hasta ahora las opciones propuestas solo podían descomponerse en instalaciones comerciales de compostaje, que no son accesibles en todos los países.
Los nuevos bioplásticos de espirulina son los primeros materiales con la capacidad de degradarse en un patio trasero como una cáscara de plátano. El equipo optimizó la microestructura y la unión de estas algas para darles más resistencia, rigidez y tenacidad. Así que puede que sean el primer paso hacia una nueva generación de plásticos biodegradables y económicos.
“Nuestros bioplásticos son reciclables mediante reciclaje mecánico, que es muy accesible. Como la gente no suele reciclar, es una ventaja adicional que nuestros bioplásticos se degraden rápidamente en el medio ambiente”.
Eleftheria Roumeli
Este bioplástico de espirulina aún no está listo para escalarse a nivel industrial, pues no es resistente al agua o la lluvia. Pero los investigadores esperan diseñar modelos para diferentes situaciones en los próximos años. Así
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