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¡Strike Two!

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“Esto no se acaba hasta que se acaba”
Yogi Berra, exjugador de los Yankees de Nueva York.

Desde el primer día de campaña, o desde antes si incluimos la precampaña, la candidata del PRIAN, la señora X, estuvo buscando la oportunidad de medirse en un debate con la candidata de Morena, la doctora Claudia Sheinbaum. Y es algo comprensible, dada la lejanía porcentual que la separa de la puntera.

Y a pesar de que desde el principio estaba pactado que habría tres debates, eso no era suficiente para la señora Gálvez, no, ella no podía esperar hasta que empezara la temporada regular, no, ella quería juegos de pre-temporada. “No te dan permiso de debatir conmigo” decía desafiante y provocadora la contendiente por el equipo del señor X, al tiempo que presumía un supuesto alto score de bateo.

En todos los medios de comunicación que la estuvieron ensalzando, como Latinus o Radio Fórmula, los conductores-pícheres, le hacían tiros a modo que, casi invariablemente, la señora X bateaba de hit, y hasta logró pegar uno que otro home run. Pero bueno, eran pichadas a modo, de esas que llamamos de baby, estaba fácil para la otrora aspirante de botarga. Y ella se lo creyó.

El problema llegó con el primer enfrentamiento de la temporada regular: el primer debate.

Ahí es donde la señora X estaba obligada a sacar la pelota del parque dado el magro 30% que, en promedio, anda levantando entre el electorado. ¿Y cuál fue el resultado de ese duelo? La pobre Xóchitl, que tanto anduvo presumiendo la potencia de su swing y la colocación de sus batazos, no pudo ni tocar la bola, abanico de fea manera. “¡denle una guitarra a esa bateadora!” como buen provocador, le gritaba Álvarez Máynez, desde la tribuna.

¡Strike one!

La señora X, en un alarde de desvergüenza, esperaba que uno de sus manejadores, el poco presentable, Alejandro “Alito” Moreno, interviniera para asegurar que la pelota lanzada viniera “puesta”, como se dice en la jerga pelotera. Dijo la muy cínica que su alianza necesitaba la participación del susodicho, porque “…era muy ca@#brón”.

Eso que la señora X pretendió hacer pasar como un eufemismo -luego de que se proyectó reconociendo al tal Alito como un corrupto con quien ella no trabajaría- se refería a la vieja mecánica de operación del PRI primero, y después del PAN de Calderón y Anaya, que no es otra cosa que ser dueños del Bat, de la pelota, de las bases y del umpire para así asegurar el triunfo.

¿Porque el PAN de los tiempos heroicos siempre se ponchaba? ¿Porque no podían batear ni siquiera una rolita a primera? Pues porque el sistema, el PRI, tenía todo absolutamente todo controlado. Para eso quiere la señora X al innombrable de Alito en su equipo.

Y para la izquierda era peor, pues ni siquiera podían entrar al diamante o portar siquiera el uniforme de su equipo; que ni se atrevieran, porque la vida de quien lo hiciera corría peligro, vaya, no podían ni estar en el dugout, eran enemigos a los que había que exterminar.

La Reforma Política de Reyes Heroles en el 76, derivada de las grandes movilizaciones de los años previos, le dio la oportunidad a la izquierda de poder entrar al juego, pero, de nueva cuenta, los sinvergüenzas del PRI, impusieron sus reglas: el bat, la pelota, el campo, las bases y los umpires son nuestros, dijeron.

En el 2018 todo cambio, el PRIANismo y su política neoliberal que se soñaban eterna, fue echado del juego a punta de votos, y ahora tienen que jugar de verdad, ya no pueden robarse el juego, aunque todavía lo quieren intentar y hay por ahí uno que otro umpire muy dispuesto a ayudarles.

La siguiente oportunidad para la señora X llegó con el pasado segundo debate. Ahora sí, no habría de fallar, ¡home run seguro! ¿Pero cuál fue el resultado? El mismo: duro abanico que levantó mas polvo que la semana santa en Ciudad Juárez. “¡Que le presten un Bandolón!” gritaba sonriente y etílico el buen Máynez al tiempo que bailaba fosfo, fosfo con sus tenis de color naranja.

¡Strike two!

Falta un debate, la ultima oportunidad para la atribulada señora X. Y si bien, aun no cae el ultimo out, las estadísticas, francamente, están en su contra. Su porcentaje de bateo es claramente de los más bajos; la pusieron de cuarto bat, aunque trae menos toque que el noveno, y aunque ocasionalmente la saca de faul, se ve muy poco probable que llegue a pegar algo más que una rola al pícher.

Por si o por no, sus manejadores Alito y Anaya, de manera conveniente, ya se acomodaron en el equipo de los pluris para seguir disfrutando del juego en la próxima temporada porque saben muy bien, que esta, está perdida. Con Claudia Sheinbaum en la lomilla de las responsabilidades, la X no llega a primera, ni con base por golpe.

Y ya que se acabe esta temporada, ¿qué va a ser de la señora X? ¿Va a jugar en algún otro equipo? ¿su empresa va a seguir recibiendo contratos? ¿Sus hijos desarrollaran liderazgo dentro del PAN o del PRI? La respuesta será breve pero contundente, no, no, no y no.

Es cuánto.

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