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Brenda Chávez Caldera, hermana de una de las mujeres asesinadas aquí en Juárez en el año 2000, considera que la violencia en contra de la mujer no se ha podido erradicar pese a las campañas de empoderamiento llevadas a efecto por los tres niveles de gobierno.
Ciudad Juárez, Chih (ADN/Arturo Hernández) – María Elena Chávez Caldera, de 15 años, fue localizada sin vida en un lote baldío en el año 2000, y hoy a la vuelta de tiempo, su hermana Brenda, vuelve a recordar con dolor ese acontecimiento que vino a sumarse a las decenas de feminicidios ocurridos en esta ciudad, los cuales se empezaron documentar en 1993.
Durante un evento llevado a efecto por las autoridades en donde se pidió una disculpa pública por parte del estado mexicano a los familiares de las víctimas, Brenda Chávez considera que los feminicidios se siguen presentando en esta frontera, con la diferencia de que en la actualidad las autoridades casi de manera inmediata relacionan el hecho con crimen organizado.
“Este fenómeno nunca se ha podido erradicar en esta frontera y se sigue dando, solamente que ahora, las autoridades lo relacional con el crimen organizado, sin embargo, hay otros hechos que se ven obligados a reconocer como feminicidios, pero lo hacen ya cuando no les queda de otra”, indicó.
Por un momento recordó los hechos ocurridos hace 24 años, cuando María Elena, desapareció, y toda la familia, emprendió la búsqueda que no arrojó resultados positivos.
“Salimos a recorrer las calles aledañas de la colonia en la que entonces vivíamos para colocar pesquisas en los postes, fueron días muy complicados al ver la angustia de mis padres en el rostro, como temiendo lo peor, como finalmente sucedió”, explicó.
Después de días de búsqueda, finalmente un día de ese mes de junio las autoridades nos informaron que habían encontrado los rastros de una menor con las características de mi hermana, noticia que llenó de dolor a toda la familia, porque aún y cuando ya habían pasado días de la desaparición de María Elena, en nuestros corazones había la esperanza de encontrarla con vida”, externó.
Brenda mencionó que cuando parecía que el suplicio había concluido, la pena se extendió porque aún faltaban los exámenes de ADN para corroborar que efectivamente los restos encontrados en un solar correspondían a María Elena.
“Esos exámenes estuvieron a cargo de aquel equipo de forenses argentinas que las autoridades estatales trajeron a esta frontera para que llevaran a efecto los trabajos que permitieran la identificación de varias de las víctimas que durante mucho tiempo se encontraron en calidad de desconocidas”, mencionó.
Indicó que este caso fue llevado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), junto a los de María Sagrario González Flores, asesinada en 1998, cuando tenía 17 años, y al de Brenda Berenice Rodríguez Bermúdez, de 6 años, a quien le quitaron la vida en el 2003.
Con el dolor aún en el rostro, Brenda lamentó que la violencia en contra de la mujer no se haya podido erradicar, y que pese a las campañas de empoderamiento que desde hace un par de años las autoridades han intensificado, el maltrato hacia la mujer sea una constante.