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No hay duda de que los Libros de Texto Gratuitos (LTG) han sido un tema candente en el debate público reciente. A lo largo de las últimas semanas, se les han atribuido muchas cosas a estos textos educativos: desde ser etiquetados como «comunistas» hasta ser considerados como vehículos de desinformación. Sin embargo, ¿qué hay realmente en estas páginas? ¿Y cómo se conecta este tema con el futuro político del país?
En primer lugar, es necesario destacar que los LTG son herramientas educativas que, si bien no son perfectas, buscan enriquecer el conocimiento de los estudiantes. Entre sus páginas incluyen temas de importancia social y cultural, tales como el respeto hacia los animales y las tradiciones indígenas, la ciencia y el cuidado familiar, entre otros. Ciertamente, su contenido puede ser motivo de controversia, particularmente para quienes se resisten a los cambios y no se sienten seguros de las bondades que estos cambios traen consigo, incluyendo el aprendizaje y crecimiento intelectual.
Sin embargo, la polémica no se detiene en el contenido de los libros. Ahora, estos textos han sido arrastrados al ámbito político, convirtiéndose en «el foco» de distracción en un año electoral. En mi visión de las cosas, que ademas es compartida por muchos, advierto que la discusión sobre los LTG se está utilizando para desviar la atención de temas más grandes y urgentes que enfrenta el país, particuluarmente las próximas elecciones y la posible intervención externa.
Es cierto que hay voces que denuncian una presunta intención de imponer a ciertos candidatos en el panorama electoral de México. Este temor, alimentado por opiniones, vídeos y conferencias, sugiere que organismos externos como el Departamento de Estado de EE. UU. y la CIA podrían estar involucrados. No obstante, estas son especulaciones que hasta ahora no han sido respaldadas con pruebas concretas.
En el ámbito político, es crucial recordar que las decisiones y las posibles intervenciones siempre tendrán partidarios y detractores. En vez de dejarnos llevar por teorías sin fundamento, los mexicanos debemos enfocar nuestra energía y atención en ejercer nuestro derecho al voto de manera informada y consciente, siendo críticos con la información que recibimos.
Solo alguien, obtuso de mente o que en verdad pretende hacer «daño» no pone ante el crisol de la duda todo lo que recibe por medios electrónicos y los comparte sin más favoreciendo la infodemia y desinformación. Sí, quizá sea anti amlo, anticuatroté, anti morena o es chistoso o alarmante, pero ello no es suficiente para conducirse con deslealtad al pueblo mismo. Se vale ser trompudo pero no cochino.
Algunos que ni hijos en escuelas públicas tienen y otros que ni en edad escolar están sus hijos solo opinan en el calor político para desinformar pensando en hacer daño al «régimen» aun cuando ni idea tienen de lo que hablan o escriben. Se olvidan del refrán «no escupas al cielo que en la cara no te caiga…»
Entendamos que los LTG y su papel en la actualidad se ha convertido una cuestión compleja, por intereses que van más allá de usted y yo, que no debería ser minimizada ni utilizada como cortina de humo para otros temas igualmente importantes, pero ahí está como moneda de cambio político. Al hacerle juego, en cualquiera de los bandos, sin pensar ni analizar, está siendo rehén de los intereses de un tercero.
Es responsabilidad de todos, suya y mía mantenernos informados, analizar múltiples perspectivas y actuar en consecuencia, especialmente en un año tan crucial como el que se presenta en 2024. No se deje engañar, engatuzar por nadie, ni por los marrones ni por los multicolor. Lea distintas perspectivas y forme criterio.