Un demócrata canta “We Shall Overcome” mientras Trump recibe su regaño institucional

El Capitolio se convierte en un karaoke partidista

Ah, la Cámara de Representantes, ese lugar donde los adultos supuestamente maduros deciden el futuro del país… o, en este caso, donde el representante Al Green (demócrata de Texas) decidió que el discurso de Donald Trump necesitaba un soundtrack de protesta. ¿Resultado? Una votación para amonestarlo, porque nada dice “democracia funcional” como castigar a alguien por cantar fuera del coro.

Imaginen la escena: Green y más de 20 colegas demócratas, en pleno estrado, entonando “We Shall Overcome” como si estuvieran en un mitin de los 60, mientras el presidente de la Cámara, Mike Johnson (republicano, por supuesto), intentaba leer la resolución de amonestación sin perder la compostura. Los republicanos, fieles a su papel de profesores de escuela estricta, gritaban “¡Orden!”, como si eso sirviera de algo. Spoiler: no sirvió. Johnson terminó declarando un receso, porque ¿qué mejor manera de resolver un conflicto que posponerlo?

“No tienes ningún mandato”, le espetó Green a Trump, agitando su bastón como si fuera un mago a punto de lanzar un hechizo. Johnson, en modo director de colegio, le ordenó: “¡Tome su asiento, señor!”. Pero, claro, cuando la política se convierte en teatro, nadie quiere abandonar el escenario.

La votación final fue tan partidista como un partido de fútbol entre rivales históricos: 224 a 198, con 10 demócratas traicionando el karaoke rebelde y ningún republicano rompiendo filas. ¿Sorprendido? Nadie lo está.

El doble rasero del “decoro”

Los republicanos, expertos en señalar con el dedo, acusaron a los demócratas de ignorar las reglas de conducta. Mientras tanto, los demócratas, como la representante Ayanna Pressley, recordaron amablemente que sus colegas republicanos “violan el decoro constantemente sin consecuencias”. ¿Ironía? No, solo política estadounidense en su máxima expresión.

Y no podía faltar el clásico “pero ellos lo hicieron primero”: el representante Jim McGovern señaló que nadie amonestó a los republicanos cuando interrumpieron a Joe Biden el año pasado gritando cosas como “¡Di su nombre!” en referencia a un caso de inmigración. Porque, claro, ¿qué mejor momento para hacer campaña que durante un discurso presidencial?

“Esta resolución se ofrece con toda seriedad”, dijo el republicano Dan Newhouse, como si alguien creyera que en el Capitolio aún queda algo de solemnidad.

En resumen: otro día normal en el Congreso, donde las reglas son flexibles, las amonestaciones son selectivas y el único consenso real es que nadie sabe comportarse. ¿Qué sigue? ¿Una pelea a golpes con micrófonos? No nos sorprendería.